1. Es profundamente estúpido concentrarse sólo en lo bueno que nos puede traer una decisión.
Entonces es sabio darle incluso mayor importancia a lo malo de las alternativas, y dar por hecho irremediable aquellas cosas malas de la decisión que vayamos a elegir. Si las cosas buenas son suficientemente buenas para tolerar las malas, la decisión será fundamentada.
2. Es profundamente estúpido siquiera darles importancia a las cosas malas de la decisión tomada, y al sacrificio que impliquen, una vez que ésta ya ha sido tomada, pues ya no hay nada que hacer al respecto. Por eso se razonó en el paso anterior.
Entonces es sabio darle toda la importancia a las cosas buenas que nos trae la decisión tomada y sentirse bendecido por ellas.
Lennarth Anaya
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