El ansia no se puede apoderar de las mentes fuertes, de los que no se dejan llevar por la corriente, de los que cuestionan el temor.
No tiene lógica sentir miedo a la soledad e intentar agradar para asegurar algún mínimo de amigos de los que después podamos descartar algunos con mayor sinceridad una vez alcanzado suficiente número.
Innecesario sentir temor por no saber quiénes realmente son amigos y quienes no.
No es ninguna ciencia saber que la vida solita nos acomoda con las personas adecuadas cuando se cumple las siguientes dos simples premisas:
1. Ser bien mamón con la gente mamona, sin fingir.
2. Ser muy considerado hacia las buenas personas, sin fingir.
¿Miedo a la traición?, ¡para nada!, el de carácter fuerte ofrece a los demás sin esperanzarse en ellos.
Lennarth Anaya
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