viernes, 25 de junio de 2010

Hijos Triunfadores

Excelente articulo, yo agregaría que le ensene a sus hijos a hacer cada cosa bien, con respeto asi mismos y a su audicencia, que se expresen bien verbalmente, que escriban bien, claro y sin faltas de ortografia; si estudian que aprendan, mas alla de la calificacion; si trabajan que lo hagan bien; si tienen novia que la amen de verdad y no solo por evitar la soledad; si van a divertirse que lo hagan intensamente y no alocadamente, con sinceridad, sin hacer estupideces, sin faltarle el respeto a nadie, aprovechando los momentos de descanso para regresar a las actividades que requieren esfuerzo con energia renovada; a respetarse asi mismos y a los demas de la misma forma, ni de mas, ni de menos; a ser dignos ocupantes de un lugar en este hermoso planeta.

 Ojala que algún día dejemos de ver a los hijos de otros como ajenos y entendamos que la buena educación y el éxito de todos los niños nos hará felices a todos. Ese día podremos volver a conversar los jóvenes y los ancianos con respeto e interés auténtico.

 Tus hijos no son tus juguetes que puedes echar a perder por considerarlos "de tu propiedad". Deja de agredir a otros niños que se cruzan en el camino de tus hijos. Si no sabes resolver un conflicto infantil, mejor hazte a un lado y pide ayuda de una persona más madura y equilibrada.


 La siguiente es la nota que deseo compartir:


HIJOS TRIUNFADORES
Luís Baba Nakao (Marzo de 2007)


Hace unos siglos un famoso pensador griego dijo: "Lo único permanente es que vivimos en un mundo de cambios"


Debemos preparar a nuestros hijos para el mundo del futuro, no el mundo de nuestros padres ni el nuestro. En este mundo actual lo determinante para triunfar será el carácter, no exactamente el conocimiento, como muchos pudiéramos creer. Tener temple, salir de fracasos adecuadamente, hacer de los fracasos un desafío y no una tragedia..., eso será lo que buscarán los seleccionadores de personal.


Para los trabajadores independientes será un auto requisito.
Un hijo forjará carácter si percibe claramente la autoridad de los padres. Con presencia de autoridad los niños y jóvenes a su vez actuarán con autoridad para resolver sus problemas; actuarán por determinaciones. Sin presencia de autoridad nuestros hijos serán débiles de carácter y actuarán por impulsos con los consecuentes problemas de adaptación.


¿Exceso de autoridad? Siempre será mejor exceso que falta de autoridad. El límite de autoridad lo pone la siguiente regla: "La autoridad no debe humillar". Básicamente lo que es el niño o el joven hoy será el adulto del mañana. De vez en cuando hay que mirar al hijo como un adulto potencial.


¿Queremos que nuestros hijos no sufran? Entonces hay que prepararlos para sufrir. No podemos estarle evitando todo el tiempo todo posible sufrimiento ¿si no cuándo aprenderá? Debe comprender la muerte, los problemas de la vida, los problemas en el trato de sus congéneres. No debemos resolverles todos los problemas, hay que ayudarlos a que poco a poco los resuelvan ellos mismos. Nadie logra metas exitosas y duraderas sin un poco de sufrimiento. ¿Alguien imagina a un campeón de atletismo que no sufra para lograr sus marcas? Eso se aplica a todo tipo de campeón y a todo tipo de actividad. Siempre hay que pensar que, en parte, no queremos que ellos sufran para no sufrir nosotros, pero les hacemos un daño con miras al futuro.
Hay que enseñarles a hacer ESFUERZOS SUPLEMENTARIOS  Que sepan que siempre se puede un poquito más. Recuerda que nadie recoge su cosecha sin sembrar muchas semillas y abonar mucha tierra.
Es muy importante enseñarles a carecer, es decir a "sentir la falta de" y arreglárselas por mismos. Hay chicos que no juegan su deporte si no tienen zapatillas de "marca". Si no aprendes a carecer no aprendes a arreglártelas. Aunque tengamos para darles el 100%, los chicos deben saber el valor de las cosas. Si no lo hacen de chicos, les será muy difícil de adultos y allí que van a sufrir y nosotros también con ellos.  ¿Cómo les enseñamos a carecer? ¡Dándoles un poquito menos de lo que necesitan! ¡No hay otra manera! Si no ¿cómo sienten la falta de? Así aprenden a apreciar lo que tienen.
Aprenden a no ser ingratos.
Aprenden a gozar de la vida porque muchas veces se goza en las cosas sencillas.
Aprenden a no ser quejosos.


Una excelente escuela para aprender a carecer (sin morir en el intento) es la mesa del hogar, la comida. ¿Qué debemos darles de comer? ¡Lo que nosotros decidamos que es bueno para ellos! Es no sólo por su bien  estomacal, sino que es una excelente forma de que aprendan a carecer, que no sean ingratos, que no sean quejosos.
"Mami... no me gustan las lentejas".
Si quieren hacerles un bien para la vida, denles las lentejas. Habrá berrinches,
no se exalten (autoridad no es gritar), que no coma si no quiere, pero cuando le vuelva el hambre: ¡SORPRESA! ... ¡Las lentejas del refrigerador calentadas!


Parece increíble, pero si no hacemos este tipo de cosas no se podrá adaptar. La comida es una buena escuela del carecer, pues así no serán quisquillosos en sus relaciones sociales, en el trabajo y en el mundo real.


También hay que educarlos en el servicio. Una familia normal es un equipo de trabajo con pocas tareas:
tender la cama, limpiar los cuartos, lavar los platos, pintar la casa, etc.
Hay que educarlos para que realicen labores de hogar, aunque lo hagan mal al principio.
Si no hacen este tipo de servicios luego tendrán problemas.
Las escuelas más importantes de liderazgo del mundo enseñan a los jóvenes a carecer
para que sepan y entiendan el mundo y lo puedan liderar.


¿Mesadas? Que sean una cantidad fija, más bien, semanales y algo menos de lo que creen que necesitan. Así aprenden a administrar el dinero. Claro que se deben aceptar excepciones, pero conversadas serenamente.


Construyamos hijos luchadores, no debiluchos sobreprotegidos.
Que se superen a mismos. Que tomen los problemas como desafíos para mejorar. Recuerden que nadie alcanza altura con un solo vuelo. También hay que ilusionarlos con ideales, metas futuras, sueños para que sean buenos de corazón. Importante también es estar convencidos de que triunfador no equivale a tener "dinero o propiedades", triunfadores son aquellos que son felices con lo que hacen, con su vida. Solamente así podrán hacer felices a otros.


Los hijos con carácter templado, conocimiento del carecer, educados en el servicio y plenos de amor e ilusiones serán hijos triunfadores.


Los padres tenemos la gran responsabilidad de criar hijos que transformen nuestro país, en uno donde reine la libertad, la abundancia, la justicia y sobre todo la felicidad.




"El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas."
                                                                                                             William George Ward.

AutorLuís Baba Nakao
Fuente: Alejandro Monroy

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