jueves, 25 de diciembre de 2014
"Aquel que esté libre de pecado, que tire la primera piedra"
Queriendo decir, "si todos han pecado de lo mismo... y planean conscientemente seguir haciéndolo, ¿con qué cara buscan castigar a esta mujer?", Jesús invitó a los inquisidores a dar el primer paso. Con el tiempo, este sano y atrevido cuestionamiento se convirtió en la semilla de la corrupción: "usted hace, yo hago, no nos decimos nada", y la corrupción y la coherencia comenzaron la batalla que pocos entienden.
Por eso, aunque soy consciente de mi imperfección, yo aviento la primera piedra. Que me avienten la siguiente piedra, que no vine a este mundo a seguir siendo igual. Yo presiono y agradezco aquella presión fundamentada que me ayuda a ser mejor y salir del bache de la mediocridad. Yo soy mejorable y usted lo es, y no nos quedaremos callados pues las piedras que nos arrojemos no serán para descalabrar, sino una muestra de lo mejorable de nuestro desempeño.
Y si yo estoy haciendo mal, indíqueme usted cómo hacerlo bien, pero no evite usted mejorar a cambio de que yo soy bastante mejorable; mejoremos entonces pues.
Lennarth Anaya
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