Todos nacemos inteligentes y valientes, capaces de afrontar cualquier reto y de innovar en nuestras vidas; lo que nos acobarda es la educación que recibimos.

Deje de pensar que no tiene usted el poder de realizar el menor cambio. Conoce usted teorías como "El efecto mariposa", sabe que, matemáticamente, cualquier efecto exponencial comienza en cantidades muy pequeñas pero provoca inmensos cambios a largo plazo. Una forma segura en que podemos impulsar cambios importantes de cualquier índole en el destino del mundo es a través de pequeñas acciones, pequeños cambios de actitud que contagien pequeños cambios en un grupo pequeño de personas; pero un medio más seguro es a través de nuestros hijos, ellos lo harán a través de los suyos y, progresivamente, aquello que iniciamos tendrá una trascendencia histórica en nuestra evolución.

Criemos una descendencia justa, crítica y valiente, ella será lo más importante de nuestra existencia; ella puede corregir los errores de sus ancestros. Si les evitamos la educación mediocre que nos hizo cobardes a nosotros, definitivamente no les costará el mismo trabajo que a nosotros hacer sacrificios en pro de actuar con justicia. No los subestimemos como nos subestimamos a nosotros mismos, no intentemos darles una vida comodina y egoísta en la que sólo les interese su bienestar.

Nunca piense que lo que puede hacer es insignificante, pensar así es lo que realmente vuelve insignificantes a las personas.